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Así como las mujeres jamás nos enamoramos del chico bueno, los hombres tampoco lo hacen de la niña linda e ingenua. Esto sucede básicamente porque el ser humano es un animal de instinto y como tal, busca cortejar, acechar y cazar a su presa, no que se la sirvan en bandeja. En eso se basa principalmente la etapa de conquista. Por lo mismo, cuando a un hombre algo se le da fácil, pierde inmediatamente el interés o deja de parecerle atractivo.

 

Yo me imagino que toda mujer sabe esto o lo ha escuchado alguna vez, entonces ¿¡por qué cuesta tanto ponerlo en práctica!? Y sí, la verdad es que no se comprende el mecanismo básico hasta que no se experimenta en carne propia.

Yo lo asimilé recién cuando analicé racionalmente el por qué siempre que me gustaba alguien, éste nunca se fijaba en mi. Claro, el patrón común era que en esos casos yo me mostraba complaciente, sumisa y 100% disponible. No tenía opinión propia convirtiéndome en una extensión de él.

En cambio, ese amigo al que tomaba en cuenta solo cuando me sobraba el tiempo o lo necesitaba para algo específico y con quien me mostraba tal cual soy, se enamoraba locamente de mí. ¿Por qué?¡Elemental mi querido Watson! Para el primero era la carroña poco apetitosa que no quería comer y para el segundo, era un desafío, ese trofeo al cual aspirar.

Entonces amigas, la conclusión a la que llegué, es que si pretendíamos ser felices, lo fundamental era ser una cabrona. Entiéndase por cabrona a: “La mujer que está en perfecto control de sus acciones, emociones y sentimientos”.

Amiga, tienes que partir de esta filosofía: una cabrona no solo nace, sino que también se hace. Y llegar a serlo es el mejor arte y poder que tenemos las mujeres. Por eso, para comenzar tienes que descubrir cuánto de cabrona tienes y cuánto te falta para ser una cabrona total. Es por eso que te invito a analizar lo siguiente:

Premisas básicas de una cabrona

1.- Independencia económica. Una cabrona debe tener la suficiente solvencia financiera como para poder volar del nido en el caso que requiera. Esto le permite vivir bajo sus propias reglas, administrar sus gastos personales y no tener que mirarle la cara a nadie para comprarse lo que más le guste o se le antoje. No puede depender de otro ser humano para sobrevivir, mucho menos de un hombre.

2.- Metas claras en la vida. Debe tener siempre definido el norte a seguir. Si bien puede caracterizarse por vivir el presente, tiene que ser calculadora (en el buen sentido de la palabra), y que todos sus pasos sean dados en pos de algún objetivo o fin último.

3.- Éxito laboral y/o ocupaciones varias durante el día. Y en este punto hay ser enfática, pues una cabrona que se digne de tal debe destacarse en su trabajo no sólo por la parte profesional sino que también por su estampa. Debe lucir siempre impecable, a la moda pero sobria y elegante. Es una mujer ‘de agenda completa’, está ocupada todo el día, pero ocupada de verdad, lo que hace que jamás tenga tiempo de llamar a nadie y menos a un hombre.

4.- Autoestima alta. Se quiere y se valora a sí misma, tanto que lo proyecta y los demás lo notan. Cultiva su autoestima preocupándose de su salud física y mental para sentirse plena. Hace, en resumidas cuentas, lo que le gusta y le llena el alma.

5.- Independencia emocional. La felicidad de una cabrona depende nada más que de sí misma y de su actitud frente a la vida, no de un hombre o de una relación amorosa. Ella considera que si una relación se termina será difícil, claro, pero no imposible de superar, ya que tiene una vida y tantas otras actividades que de seguro ayudarán a que el tiempo de olvido sea mínimo.

6.- Egoísmo al 100%. Ella piensa primero en ella, segundo en ella y al último ¡en ella también! Sus necesidades siempre son la prioridad y, si hay tiempo, podría preocuparse además de su pareja, padres, hermanos y amigos. Es una convencida de que sólo si está bien consigo misma, puede ayudar al resto.

7.- Amigas cabronas. Su núcleo más íntimo está compuesto por mujeres de su misma calaña o peores. Le dan consejos ‘de los buenos’ y, en esos momentos en que su nivel ‘cabronístico’ puede flaquear, son las cabronas senior las encargadas de envalentonarla nuevamente.

8.- Admiradores. Todos quieren estar con ella o pertenecer a su círculo. Le gusta que las mujeres la admiren y que los hombres la adulen y reafirmen su ego constantemente.

9.- Femineidad. Su forma de pensar puede tener algo de masculino, pero su forma de ser y comprotarse jamás tendrá estos rasgos. Todo lo contrario, es una mujer sumamente femenina, una hembra que expele suavidad y sensualidad. Es una mujer hecha y derecha.

Amiga, si te identificaste con 5 o más de estas características, ¡te felicito!, eres toda una cabrona o estás en vías de serlo. Pero si reconociste en tu forma de ser  menos de 5 de estas premisas, debo decirte que estás destinada al sufrimiento de amor por el resto de tu vida. Y algo debes hacer al respecto: 

Nunca más vuelvas a ser la mujer-choapino. Basta de decirle que sí a todo lo que los hombres propongan, de atenderlos como si fueras su mamá, de salir solo con sus amigos, de ver en la televisión lo que a ellos les gusta, de acompañarlos a todos sus partidos de fútbol, de regalarles lo que quieren y, lo más importante, ¡basta de cederles el control total de la relación! Demuéstrales que tu también tienes una vida y muy ocupada, por cierto. Ojo, no se trata de ser alguien que no eres, sino de aprender a variar un poquito para poder así ocupar las estrategias básicas y necesarias a la hora de seducir y que éstas ciertamente te resulten.

Amiga, ¿Qué estás esperando para tener el control de tu vida?

Natalia Soto López

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